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Campo de trabajo GP en Granada

El 6 de noviembre de 2019 cuarenta jóvenes de 1º y 2º de bachillerato acudieron a la invitación para participar en un nuevo grupo de GENTE PEQUEÑA. Provenían de La Salle Gran vía, 13, de La Salle Montemolín, 3, de La Salle Santo Ángel, 20, hay cuatro de fuera de estos centros que estaban vinculados de alguna forma a La Salle.

El inicio fue muy ilusionante, acabábamos de llegar de Argentina Gente Pequeña 18-19, este grupo había comenzado su formación en 2016 pero por ser un grupo muy grande lo tuvimos que dividir en dos, de tal forma que ambos fueron a Malvinas Argentinas en Córdoba, pero en dos años diferentes.

Los primeros encuentros nos sirvieron para ir conociéndonos, poner en común nuestras expectativas, potencialidades, disponibilidades… y ahí andábamos con toda la fuerza propia de la juventud hasta que hizo acto de presencia el Covid 19. La distancia, las inseguridades, el miedo fueron mirándonos y un año después el grupo se había quedado en un tercio. Este grupo se mantuvo contacto hasta marzo del 21, ahí ya teníamos concreto que salir de España ese verano iba a ser imposible, pero no el realizar un voluntariado en otro sitio. Tras un periodo de reflexión cinco decidieron tirar para adelante. El verano del 2021 hicimos un voluntariado Barcelona en un Casal de la fundación CEL en el barrio del Bon Pastor, allí íbamos a colaborar por las mañanas con ellos, fundamentalmente con niveles de medianos hasta adolescentes, por la tarde hacíamos otras actividades como colaborar con San Egidio, conocer la Fundació Comtal o Migra Estudio (fundación de los Jesuitas). La experiencia fue satisfactoria en todos los sentidos, por la actividad, por la acogida de las comunidades, por la convivencia entre nosotros… Esto nos animó a seguir adelante con nuestra formación y encuentros con la esperanza de que en el verano del 22 la pandemia hubiera remitido y poder hacer algo en América Latina, o en algún espacio desfavorecido de España.

Después de contactar con diferentes organizaciones, el Proyecto ALFA de Almanjáyar en Granada nos pareció el más adecuado. Fue un gran acierto, desde el principio la relación con Juan Carlos, párroco de Jesús Obrero y responsable de la ONG fue fluida, su calidez nos fue atrayendo como un imán. Nos contó que la Asociación Almanjáyar en Familia (ALFA) surgió como respuesta a la labor desarrollada por la parroquia, que inició un proyecto de intervención socioeducativa con menores en situación de vulnerabilidad social en el año 2004. Trataron de responder a las demandas detectadas en el barrio y dar estabilidad, funcionalidad y eficacia a toda la intervención social que se estaba realizando, no sólo con los menores sino también con otros sectores de población, en especial con los mayores.

En cuanto al lugar, todos sabemos cómo los medios de comunicación focalizan, resaltan rasgos y acaban “marcando”. Nos encontramos un barrio de unos 10.000 habitantes con un 20% de inmigrantes africanos y sudamericanos principalmente, con casi un tercio de la población que no tiene el graduado o que no sabe leer ni escribir, con un absentismo escolar muy fuerte y una tasa de paro también elevada.

Desde que llegamos nos sentimos plenamente acogidos, a las primeras de cambio palpamos que para ellos la educación es la puerta para vivir la dignidad humana, nos chocó con que fuerza y qué altavoz le daban a todo lo positivo.

Nos integramos en los diferentes niveles educativos donde vimos a los monitores y voluntarios vivir la generosidad con alegría, inventar y ser creativos en todo momento, pacientes hasta lo infinito, implicarse porque eso era lo más importante del mundo, ganas de aprender y mejorar, fomentar la capacidad crítica en las evaluaciones, pero siempre desde la creencia de que los chicos tenían que descubrir que hay una forma alternativa de vivir en esta sociedad.

Las conversaciones por la noche con Juan Carlos nos ponían la carne de gallina, qué sencillez, qué profundidad… vivimos una auténtica experiencia de la transparencia de Dios.

Finalizamos la estancia con ganas de volver pronto, nosotros y en la esperanza de que sepamos ser semilla para otros muchos pequeños que haciendo cosas pequeñas en muchos lugares podamos mejorar el mundo.